
Los sandinistas han empezado a realizar preparativos para llevar a cabo un fraude electoral en las próximas elecciones programadas para noviembre de 2021.
El partido gobernante sabe que no tiene muchas posibilidades de ganar limpiamente después de la represión emprendida en contra de los manifestantes azul y blanco.
Se calcula que aproximadamente un 70 por ciento de la población nicaragüense participó activamente en las protestas y tranques de 2018, los cuales exigían un cambio de gobierno en el país.
El problema de la oposición nicaragüense es que tiene problemas para organizarse en la Gran Coalición Nacional, debido a muchos choques entre los integrantes.
Algunos expertos aseguran que dentro de la Alianza Cívica hay algunos integrantes que son infiltrados y siguen las indicaciones del régimen sandinista para que no se logre una unidad sólida previo a las elecciones.